Por Sonia Abadi
La verdadera revolución, la que puede llegar a marcar un diferenciador en nuestro modo de vivir y trabajar, es la transformación de los procesos de pensamiento, que son el origen y el motor de la creatividad y la innovación.
Falta de tiempo, agotamiento, irritabilidad, conflictos familiares por exceso de trabajo. Hoy, los valores organizacionales tradicionales están siendo reconocidos como causantes de estrés y enfermedades. Además, el estado mental saturado y tenso asesina la creatividad, a la vez que multiplica las decisiones erróneas con las consecuentes grandes pérdidas en los negocios.
Así y todo, nos resistimos a aflojar la presión porque seguimos con la idea de que eso nos llevaría al desorden, a la ineficiencia y al fracaso, sin ver que el verdadero riesgo de fracaso se encuentra en el funcionamiento lineal.
Entrampados en la urgencia, la competencia, la búsqueda de resultados, la agresión del ambiente, todos consideran que “la realidad es así, y hay que soportarla”.
En las empresas, los líderes son enloquecidos por los proveedores, los clientes, los nuevos impuestos, y viven al límite de su capacidad. Los mandos medios están agobiados por la presión que sus líderes y las estructuras formales ejercen sobre ellos.
Profesionales independientes, médicos, abogados, arquitectos realizan prodigios para cumplir sus diversos roles y cuentan con pocas oportunidades para conectarse con su potencial creativo.
Artistas plásticos, músicos, escritores también padecen las exigencias del estrés, con el agravante de que ellos saben –desde siempre– que, bajo presión, su creatividad se marchita.
Hasta ahora, las únicas soluciones posibles parecen ser el sometimiento hasta reventar o la búsqueda de formas alternativas de evasión, sin cuestionar el funcionamiento maligno del sistema ni atreverse a imaginar un escenario laboral de mejor calidad.
Las personas trabajan alteradas; por otro lado, la cultura empresarial ha quedado anacrónica respecto de las nuevas realidades y a la vez es ajena a las necesidades y potencialidades de su gente.
Por su parte, tanto los pensadores y educadores actuales, como los más reconocidos gurúes del management nos incitan y motivan a transformar nuestros modelos mentales.
Ilusionados con el cambio, los escuchamos tratando de poner en práctica sus sabios consejos y estimulantes consignas. Nos proponemos dejar de lado nuestros bloqueos y limitaciones, ser más audaces, creativos y entusiastas, abrirnos al juego de la innovación, salir de la locura y el estrés.
Sin embargo, apenas cerrado el libro o finalizada la conferencia, gran parte de las valiosas sugerencias se nos esfuman. Se nos pasa el efecto motivador y volvemos a encarrilarnos en el deber ser, la rutina y la falta de imaginación.
Las empresas también se plantean esquemas de capacitación novedosos, pero ya no alcanza con incorporar nuevos conocimientos, sino que es necesario un cambio de modelo que involucre a toda la organización.
Hoy, tanto el acceso a la información como la capacitación convencional igualaron las oportunidades de la gente, por lo que la verdadera diferencia radica en el ejercicio del pensamiento creativo.
En todas las disciplinas, los paradigmas han cambiado de un mundo de fronteras a un mundo de redes, y esto debiera reflejarse también en el funcionamiento de las empresas. En esta transición, algunos líderes más lúcidos reconocen los riesgos y los costos de seguir trabajando con un viejo modelo en un nuevo escenario.
EL UNIVERSO DEL EXCESO Y LA INMEDIATEZ: UN MUNDO EN RED
El mundo actual –cada día más complejo – hace difícil la percepción de los hechos, la selección e interpretación de los datos y la toma acertada de decisiones.
Toda la información está a nuestra disposición y las comunicaciones se producen en tiempo real. Sin embargo, el abismo entre lo que sabemos y lo que ignoramos se agiganta minuto a minuto. Por otro lado, resulta prácticamente imposible recoger y analizar toda la información disponible antes de tomar una decisión, y llegar a tiempo antes de que la mayor parte de los datos pierda vigencia. Y más aún: ¿estamos realmente conectados cuando nos intoxicamos de información? Probablemente no. Estamos, eso sí, “enchufados”, que no es lo mismo.
¿Cómo navegar por el mundo virtual y por el mundo real? ¿Qué hacer para no ser arrasados por el exceso y la velocidad? ¿Cómo resistir a la peligrosa tentación de aislarse para protegerse?
Estamos viviendo una transición, en la que necesitamos encontrar un modo nuevo de armonizar nuestros talentos y valores. Son tiempos de creación de espacios intermedios entre los esquemas tradicionales y los nuevos paradigmas.
Tiempos de integración de la diversidad: los valores de Oriente y Occidente, los paradigmas científico y artístico, las aptitudes intelectuales y emocionales, el ámbito personal y el laboral.
Lo notable es que esta visión compleja de la realidad –que siempre fue una característica de los grandes creadores – hoy es indispensable para todos los que vivimos en el mundo de las redes.
Existe un modo de comprender estas nuevas formas de presentación de la realidad, un modo mejor de procesar este universo abierto, interconectado y en constante fluir: el Pensamiento en Red.
El Pensamiento en Red es un modelo transdisciplinario que integra avances recientes de la psicología, las neurociencias, la sociología, la teoría de las redes complejas y las nuevas teorías de la comunicación. Este modelo, a la vez que explica cómo opera el pensamiento creativo, permite un entrenamiento que modifica las estructuras mentales procesadoras de las ideas.
El Pensamiento en Red es la exploración, activación y utilización de un pensamiento integrador que permite estar a la vez imaginando y realizando, reflexionando e interactuando con los otros y con el mundo.
LA CREATIVIDAD ES UN ESTADO DE LA MENTE
Todos registramos que existen momentos en los que somos más creativos, o detectamos condiciones especiales en las que se nos ocurren mejores ideas. Sin embargo, pocos sabemos con qué modelo mental estamos operando cuando creamos ni qué está pasando cuando estamos bloqueados, “vacíos de ideas”.
Podemos reconocer la genialidad en la obra de los grandes creativos, pero pocas veces conocemos las herramientas con las que trabajan en su actividad cotidiana.
Sin embargo, hoy se sabe notablemente más acerca de la ingeniería de los procesos mentales y de cómo desarrollar funciones que antes considerábamos talento innato de unos pocos o educación privilegiada de otros.
Hemos atravesado la era de la industria, el capital y la información.
Estamos transitando la era de la creatividad. Y sabemos que una mente creativa no se obtiene como derivado de las materias primas, ni se produce en la tierra, ni se genera por movimientos financieros. Tampoco se logra con la tecnología. Y, al menos hasta el momento, no se puede gestar en probetas.
A su vez, existe un nivel superior de creatividad que tiene lugar cuando esta se desarrolla en el espacio intermedio entre dos o más personas y encuentra su inspiración en el entorno: la colaboración creativa. Pensar en Red significa acceder a ese nivel de funcionamiento que lleva a las realizaciones exitosas.
Sin embargo, este delicado mecanismo puede ser dañado en condiciones ambientales que generen tensión, confusión y estrés.
LA NUEVA COMUNICACIÓN: LA CONECTIVIDAD
El poder de detentar el conocimiento se ha diluido; a partir de esta masificación de la información, el verdadero diferenciador es ahora la capacidad de los individuos de generar links originales e inéditos. Todos los líderes de empresas leen los mismos libros de management y realizan los mismos seminarios de capacitación, sin embargo solo quienes son capaces de cruzar la información de un modo nuevo llegan a conclusiones diferentes, reveladoras e innovadoras.
Las tecnologías de la comunicación han modificado la noción de espacio, de tiempo y también la de los límites de la persona. Esto, a la vez, generó un modo de comunicación donde la Red tecnológica y la Red humana se entrelazan.
Hoy, entre lo individual y lo colectivo, debemos considerar y desarrollar lo conectivo.
LA CONECTIVIDAD DE LAS MENTES: CREATIVIDAD TRANSPERSONAL
La creatividad que lleva a la realización innovadora no acontece dentro de la mente de una persona, sino en el espacio interpersonal. El funcionamiento de los equipos de trabajo, cuando las mentes están realmente conectadas, comienza a sintonizarse potenciando la creatividad a la manera de una banda de jazz o un equipo de fútbol.
Las teorías sobre la conectividad del pensamiento nos llevan a comprender e imaginar la posibilidad de capitalizar y utilizar el saber circulante en una civilización no solo haciendo uso de la información disponible, sino fundamentalmente a través de la capacidad de entrar en sintonía con las ideas de los otros.
Así, por ejemplo, a partir del concepto de web 2.0, Internet no es simplemente un lugar del ciberespacio en donde se halla la información, sino una Red que enlaza la tecnología con la inteligencia de las personas.
La web 2.0 es la Red viva. El ciberespacio no es más un depósito descomunal de datos, sino el lugar donde se establecen las infinitas conexiones de la inteligencia colectiva. Y la Red viva somos nosotros. Pero para ser auténticos generadores de redes, no alcanza con aportar nuestros conocimientos al gran archivo global. Necesitamos mentes inspiradas capaces de establecer conexiones inéditas entre datos diversos.
Para eso, se requiere un estado mental con conexiones “laxas”, que facilite la conectividad entre las ideas propias y las de toda la Red de inteligencias.
¿CÓMO OPERA EL PENSAMIENTO EN RED?
La educación formal, desde la escuela hasta la formación académica, nos condiciona a un pensamiento lineal, que establece sólo conexiones lógicas, secuenciales y relaciones de causa-efecto. Para esto, se suele recortar la tendencia natural de los niños a percibir y pensar en Red. Así, se nos enseña a discernir, analizar, descomponer un problema en sus diversas partes. A discriminar lo verdadero de lo falso, la fantasía de la realidad, lo posible de lo imposible, lo coherente de lo disparatado.
En esta poda, vamos mutilando nuestro pensamiento más imaginativo, intuitivo y creativo, ese que se atreve a creer y crear más allá de las reglas establecidas.
Sin embargo, ya adultos obedientes y domesticados, todavía por momentos nos sorprende encontrarnos con ese pensamiento provocador y extravagante que enriquece y amplía nuestra percepción y nuestra imaginación. El concepto de Pensamiento en Red expande el campo de otros métodos de investigación del conocimiento, porque incorpora la versatilidad y diversidad de los procesos inconscientes como fuentes inagotables de nuevos links a la Red.
Por otra parte, integra los nuevos descubrimientos acerca de las leyes que rigen el comportamiento de las redes complejas. Estas leyes se cumplen también –y esto es lo más novedoso– en las conexiones neuronales y en el estudio de los procesos de pensamiento creativo.
Investigaciones recientes han revelado que el funcionamiento neuronal está configurado por lazos ordenados, que siguen una secuencia lógica, pero también por otros lazos azarosos que funcionarían como los atajos o saltos del pensamiento característicos de la creatividad.
Lo fascinante es que estos descubrimientos nos ofrecen la posibilidad de comprender cómo funcionan las diferentes redes que nos definen como organismos vivos, pero también de operar sobre ellas para obtener determinados resultados.
PENSAMIENTO EN RED EN EQUIPOS DE TRABAJO Y EN ORGANIZACIONES
La leyenda de las grandes empresas cuenta que las ideas innovadoras han sido siempre obra de la mente iluminada de un solo individuo. Hoy eso ya no alcanza. Los desafíos son mayores y la competencia se juega principalmente en el plano de las ideas. Hace falta, por consiguiente, construir y utilizar la Red de la creatividad de todos.
Pero ahora viene el problema: cómo descubrirla y desarrollarla. En el mejor de los casos, los líderes más lúcidos son capaces de encontrar, reconocer y contratar a una persona creativa. Sin embargo, no cuentan con herramientas para percibir y utilizar el enorme potencial creativo oculto en la mayor parte de su gente, ni son capaces de registrar e identificar la cantidad de prácticas de la organización que asesinan la creatividad.
Al poner las mentes en Red las fuentes de inspiración surgen del ambiente en el que operan. La organización no es, entonces, un cuerpo extraño enclavado en el mercado, sino un reflejo creíble y sustentable, a la vez que un agente de cambio e innovación.
Pero además, cada líder que está en Red con su equipo no solo guía sino que descubre, incorpora y gestiona el valor creativo, potenciando tanto el progreso como la calidad de vida de su gente, en la misma sintonía que el crecimiento de la organización y la expansión del negocio.
Hacia afuera y hacia adentro, se genera así una ecología de los recursos humanos con un desarrollo sostenido e inagotable.
De esta manera, valores como la responsabilidad social de la empresa dejan de ser apenas un compromiso de buena voluntad para convertirse en rasgos intrínsecos a ella.
LA NECESIDAD DE UN CAMBIO EN LOS MODELOS MENTALES
El universo en Red que compartimos, disfrutamos y padecemos hoy es la consecuencia de la evolución de la mente humana y del desarrollo del conocimiento y la tecnología. Pero es, a la vez, la causa de la necesidad de aggiornar nuestros modelos mentales.
La Red nos está permitiendo superar la fragmentación del saber, ya que el conocimiento ha comenzado a relativizar ciertas divisiones y a establecer puentes y zonas de transición entre diferentes disciplinas. Es así como se han borrado los límites entre las ciencias duras y las ciencias blandas, al tiempo que se han esfumado las fronteras entre los diferentes tipos de pensamiento.
Sin embargo, nuestros modelos mentales están todavía en transición, y si bien ya comenzamos a percibir y desarrollar un Pensamiento en Red, en muchos aspectos de la vida seguimos funcionando exclusivamente a partir del pensamiento lineal y la departamentalización de nuestra vida y nuestra mente.
Durante mucho tiempo se creyó que existía una clara división entre las mentes científicas, lógicas y analíticas por un lado, y las mentes artísticas, más intuitivas e imaginativas, por otro. Ese paradigma nos llevó, durante largos períodos de la historia, a dos resultados igualmente malignos: la consolidación excesiva de sistemas cerrados de pensamiento y la dificultad para comprender los procesos creativos. Lo notable es que esto se reflejó también en el modo en que se construyó la identidad de las personas, limitando su potencial de cambio y transformación.
EN BUSCA DE LA INTEGRACIÓN
Desde este punto de partida, he intentado explorar la salud y la enfermedad, la capacidad creativa, los bloqueos personales, el acceso a un conocimiento integrador, la riqueza de la fecundación entre diversos modelos mentales.
En este modelo, la razón y la intuición, la ciencia y el arte, se develan como formas complementarias de aprehensión y transformación de la realidad. Y si bien estos dos tipos de pensamiento han operado desde siempre tanto en la mente de los científicos como en la de los artistas, recién hoy comprendemos en su total dimensión la riqueza del paradigma que los integra.
Pensamiento en Red es el resultado de un itinerario personal que se fue tejiendo desde la trama humana y conceptual, científica y artística, a la vez que una intención terapéutica y una búsqueda vital. Estudié medicina y me formé como psicoanalista, escribí libros científicos, soy profesora universitaria, y siempre investigué acerca de la creatividad, porque consideraba que era la principal vía de curación para mis pacientes. Paralelamente, exploré diversas disciplinas artísticas para mi propio placer y desarrollo personal. El rigor científico me iba quedando chico, la exploración artística se me diluía en experimentos.
Decidí entonces investigar y construir un método que me permitiera desbloquear mi propia creatividad y, a la vez, canalizar mis proyectos hacia una realización exitosa.
Contaba con las diversas herramientas que me brindaban los modelos científicos tanto médico como psicoanalítico, los hallazgos de otras disciplinas y los recursos aprendidos en la exploración artística. Los resultados fueron interesantes, así es que me atreví a utilizar esas herramientas con algunos de mis pacientes. Luego experimenté con pequeños grupos de personas de diversa procedencia y, a partir de sus logros, ellos mismos me impulsaron a desarrollar un modelo aplicado al management y al liderazgo. Durante los últimos años, he estado compartiendo esta experiencia con líderes y estructuras de management de algunas empresas, lo que me lleva a recrear y ampliar permanentemente mi modelo de trabajo.
Así nace el modelo de capacitación que he denominado Pensamiento en Red, donde confluyen más de veinte años de trabajo científico en el área de la investigación de los procesos creativos, la salud mental de personas y equipos, y los efectos devastadores del estrés en la calidad del funcionamiento mental de individuos y organizaciones.
Pensamiento en Red no es solo una teoría innovadora del conocimiento y la creatividad. Se trata de una disciplina, en el mismo sentido en que lo son algunos deportes, la danza, las artes marciales, la meditación.
Este libro está siendo creado en Red, tejiendo los hilos de diferentes teorías y pensadores de todos los tiempos. También de algunos “viajes” de navegación por Internet, recorridos por bibliotecas, charlas personales con amigos, colegas, empresarios. Encuentros casuales, libros clásicos y los últimos descubrimientos de la ciencia, el management, la psicología.
Ha sido inspirado por la lectura cotidiana de diarios y revistas especializados, y de los otros. Con el aporte de la investigación multidisciplinaria de Lorena Kalwill y nuestras largas horas de discusiones y debates. Y la fascinante experiencia con los participantes de los Seminarios y sus dificultades, que se transformaron en nuevos desafíos. Y sus logros reveladores que nos alientan a seguir investigando y creando.
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