Cuántas cosas venimos aprendiendo de la tecnología, de los avances que se nos insertan en la vida de prepo a través de nuevos aparatos, como son los nuevos equipos telefónicos, que cuanto más caros son, más nos desafían en sus nuevas funciones.
Así, se nos fueron incrustando a velocidad de fórmula uno esas maneras de comunicarnos que estos aparatos nos permiten. Ya son minicomputadores al alcance de quienes saben usarlas y de quienes no lo saben. Y según la franja etaria, las cosas se complican.
Por ejemplo, y lo que más me ocupa, es ver cómo nos subimos a la calesita del guasap, esa aplicación que en pandemia nos vino tan bien para comunicarnos por emojis, flyers, textos, audios, envíos de link para leer o escuchar todo lo que sucede en la red y para todos los gustos.
Vamos girando en la rueda de las manifestaciones guasaperas de manera conciente y también inconciente. Damos vueltas con formas y estilos que no tuvimos tiempo de aprender pero copiamos según lo que vamos viendo, es tendencia, suena atrevido o progre. Inconsistencias de lo que se hace líquido al instante.
Vamos reenviando sin leer y sin medir quién está del otro lado para recibirlo y si le es posible hacerlo. Giramos en un mundo de noticias falsas −fake news− que no chequeamos antes de enviarlas y hacemos daños de distinta índole y sin sentido. Puede ser ignorancia en el manejo de las redes, pero para el dolor de quien lastimamos, no hay justificación y no hay retorno.
Una catarata de pareceres, opiniones y diseños innecesarios se apropian de nuestra vida sin remedio. Dentro de todo esto, está lo que es bueno, me gusta, me hace bien y favorece relaciones y también está lo que no hace falta, hace daño o es inmerecido. En el medio, la mediocridad, como es lógico.
Así como casi todo el mundo sabe que escribir en mayúscula significa gritar o maltratar, también en esta aplicación concretamente, tenemos la posibilidad de hacer ajustes a las funciones que nos permiten maniobrar y manipular a nuestros contactos de diferentes maneras.
Por ejemplo, si saco los vistos (tildes azules que permiten saber que el texto fue leído), es una manera de ocultarme y de decir que no me interesa que sepas si te presté atención. Una de las maneras de ignorar lo que el otro espera. Un tácito ninguneo. Y si me clavás el visto (dos tildes azules) y nunca me respondés, tu silencio habla de tu desprecio. Otra manera de ningunear, es sacar a alguien de mi radar, bloqueando el contacto.
Y me surgen preguntas. ¿Por qué no tomarnos un tiempo para chequear si algo es falso o verdadero? Son unos minutos más. La compulsión no ayuda.
¿Qué tal si en vez de maltratar desde la calesita, vamos de frentey le decimos a esa persona que la sacás de tus contactos porqué no querés tener más relación con ella? Duele menos que el ninguneo del bloqueo.
Y si realmente buscamos comunicarnos con alguien, y a la hora de expresar lo que sentimos, ¿porqué no hablamos más con nuestras propias palabras y empezamos a dejar los emojis o flyers hechos por otras personas?
El guasap es una calesita donde estamos subidos en manada, pero no tiene sortija para que una sola persona se quede con ella. Cuidado. Será mejor bajar a tiempo. Podría pasar que en alguna de las vueltas te caigas fuera y el porrazo sea fuerte, por quedarte en solo, sola, subidos al caballito o al autito, que seguro no es de fórmula uno.
LC
agosto 2021
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